4 de marzo de 2012MARCOS 9, 1‑9.Sonia se ha vuelto a ir “al Sur”. Cada cierto tiempo pasa unos meses como cooperante en países donde la pobreza campa a sus anchas. No es un paréntesis en su vida, sino una opción consolidada. Ella vive con intensidad sus clases de secundaria, su parroquia y la relación con sus amigos. Pero en todos estos lugares intenta transmitir la dedicación al prójimo. El secreto está en haber contemplado a Dios transfigurado en el servicio y en la gratuidad. ¡Ah! y en no quedarse en buenas intenciones. El Evangelio muestra a Jesús en noches enteras de oración. Tiene momentos frecuentes de intimidad y encuentro con Dios. Es su secreto y su fuerza, su descanso y su paz. Así entendemos que Él no dé discursos «sobre Dios» sino que habla de su «Padre Dios». Atrás quedan las teorías y las lecciones. Jesucristo sabe y siente que el amor de Dios transforma todo lo que toca. La transfiguración muestra que Dios no se queda en las nubes sino que baja a la realidad. Tras el Tabor, Jesús, encontrará a leprosos, fariseos, viudas, pobres y pecadores… Es su camino hacia Jerusalén, hacia la Pascua. También nosotros, después de haber hecho la experiencia necesaria del Tabor, debemos bajar a lo cotidiano y vivir cada día en fidelidad y sinceridad a Dios y al prójimo. Es la vida de los creyentes. Recorrer el mismo camino de Jesucristo, apoyarnos en el buen Padre Dios y afrontar con disponibilidad y confianza las dificultades de la vida. Es nuestro camino hacia la Pascua.Señor, cuando me veas tembloroso y con dudas,Cuando me acorrale la rutina de la viday mi fe se haga débil. Hazme subir contigo al Tabor.Quiero contemplar tu rostro transfigurado,Y bajar contigo, de nuevo,Camino de tu Pascua.Feliz Semana.